La participación activa del estudiante en decisiones que afectan su aprendizaje es un componente esencial de la educación inclusiva. Incluir su perspectiva favorece el sentido de pertenencia y la motivación, además de proporcionar información clave para adaptar estrategias pedagógicas.
Reconocer su voz contribuye a:
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Fortalecer el sentido de pertenencia.
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Aumentar la motivación y el compromiso escolar.
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Proporcionar información clave para adaptar estrategias pedagógicas.
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Promover relaciones más horizontalizadas entre docentes y estudiantes.
De acuerdo con UNESCO (2020), “escuchar a los estudiantes con NEE permite reconocer sus intereses, identificar barreras invisibles y promover prácticas educativas más equitativas”. Las entrevistas personalizadas, encuestas adaptadas o el uso de tecnologías accesibles para la expresión son recursos útiles para darles voz.
Este enfoque centrado en el estudiante fortalece la relación con docentes y fomenta una mayor autonomía y compromiso en el proceso educativo.}
La inclusión efectiva no puede lograrse sin considerar activamente a quienes están en el centro del sistema educativo. Como afirman Fielding y Bragg (2003), “dar voz a los estudiantes no es un gesto simbólico, sino una práctica transformadora que desafía las estructuras tradicionales y abre caminos hacia una educación más democrática y justa” (p. 6).
La participación genuina fortalece su sentido de pertenencia, refuerza la autoestima y promueve el desarrollo de habilidades sociales y emocionales. Cuando los jóvenes se sienten escuchados, se involucran con mayor motivación en su entorno —ya sea escolar, familiar o comunitario— y desarrollan un compromiso más profundo con su aprendizaje y su rol como ciudadanos.
Aquí tienes una serie de recomendaciones para escuchar la voz de todos los estudiantes:
- Promover espacios donde los estudiantes puedan expresar libremente sus opiniones, emociones e ideas.
- Devolverles retroalimentación sobre cómo se consideraron sus aportes.
- Utilizar materiales accesibles (visuales, auditivos, simplificados, etc.).
- Estimular el aprendizaje entre pares, valorando lo que cada uno puede aportar.
- Evaluar si las prácticas están realmente incluyendo a todos y ajustarlas cuando sea necesario.
Referencias
Fielding, M., & Bragg, S. (2003). Students as researchers: Making a difference. Cambridge: Pearson Publishing.
UNESCO. (2020). Abriendo caminos hacia la inclusión: Participación estudiantil y diversidad. Recuperado de https://unesdoc.unesco.org/
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